viernes, 30 de noviembre de 2012

La violencia de género está enraizada en la estructura social

El Día Internacional contra la violencia de género reivindica la construcción de  una sociedad en la que las mujeres no suframos agresiones, del tipo que sean, por el hecho de ser mujeres.


Estas agresiones se sustentan sobre todo en la idea que subyace a muchas culturas, de que las mujeres debemos ser sumisas al control de otros. Ello se refleja, con mayor frecuencia, no en alarmantes sucesos machistas, sino en hechos ampliamente aceptados que minan la vida de las mujeres, también aquí, en España.

El reparto de roles en la publicidad, las series juveniles, películas, etc. transmiten a nuestros jóvenes y adultos, modelos de género que favorecen que la situación de desigualdad que sufrimos las mujeres se perpetúe.

También las políticas públicas que aceptamos en nuestro Estado (así, por ejemplo, los recortes en los servicios sociales: becas, ayudas para el  comedor escolar, ayudas a la dependencia, guarderías públicas, ayudas para el alquiler, etc.) dificultan especialmente las vidas de las mujeres, todavía responsables en una mayor medida, de todos esos trabajos de cuidados secularmente desvalorizados y feminizados: alimentación, educación, limpieza, vestido, organización de la economía familiar, estabilidad emocional en el hogar,  etc.

El mismo sesgo de género que han resultado tener estos recortes, tuvieron también aquellos famosos fondos del denominado Plan-E, que se destinaban fundamentalmente al sector de la construcción, abrumadoramente masculinizado.

Esto es violencia estructural del sistema; es decir, condiciones intrínsecas a nuestro modo de organizar la sociedad, que hacen que las vidas de las mujeres sigan siendo más duras. Esto es, también, una forma de agresión por razón de género.