El miércoles 14 de noviembre está convocada una huelga
general. Y esta vez es general de verdad, no sólo de trabajo remunerado.
También está convocada una huelga de consumo y una huelga de cuidados.
¿Por qué las mujeres debemos secundar esta huelga? No son
pocos los motivos que tenemos para declararnos en huelga.
En nuestras relaciones laborales las mujeres vemos aumentada
nuestra condición de doble explotación. El empobrecimiento se feminiza. Si ya
éramos las más precarias, ahora que la precarización general ha aumentado, la
nuestra roza límites insospechados: nos obligan a aumentar nuestra flexibilidad
laboral, ya no dificultado sino casi impidiéndonos la conciliación
personal-laboral; eliminan, en la práctica, los planes de igualdad de las
empresas, recortan en áreas laborales feminizadas (servicios sociales,
funcionariado, trabajos de cuidados) o vemos subir alarmantemente los números
de mujeres prostituidas. Y, en el caso de las trabajadoras por cuenta propia,
ven derechos fundamentales como la baja por maternidad reducida hasta casi el
imposible.
Como consumidoras-gerentes, el aumento de los precios y la
rebaja de salarios provocan que disminuya el poder adquisitivo de las familias,
aumentando nuestro estrés, en un intento casi infructuoso de llegar a fin de
mes.
Y como responsables mayoritarias de los trabajos de
cuidados, qué comentar… Los recortes en los servicios sociales implican que las
cargas domésticas aumenten (cuidado de ancianos y personas a nuestro cargo, por
ejemplo), mientras que nuestra salud se ve seriamente comprometida con los
recortes sanitarios, con propuestas tan agresivas como el repago de las
mamografías, o el impedimento de la interrupción voluntaria del embarazo. En esta coyuntura socio-económica y política, las mujeres hemos de rebelarnos ante las pretensiones de tutelar nuestras decisiones y nuestras vidas; tenemos derecho a decidir sobre nuestra maternidad y también sobre nuestra manera de estar en el mundo. No acataremos ningún intento de volver a relegarnos a la vida privada del hogar, ni permitiremos que el paternalismo y el androcentrismo invadan el terreno que ya hemos conquistado en nuestras luchas, y menos aún que nos impidan seguir adelante con ellas.
Muchas son las razones por las que nos tenemos que plantar.
Busca la información de los recortes y analiza cómo te afecta o, más sencillo,
observa cómo ha cambiado tu vida presente y tus perspectivas de futuro en los
últimos años, y reconocerás muchas de ellas.